De nuestras madres recibimos mimos todos los días, en casa cuidan todos los detalles para hacernos la vida más agradable: los besos y los abrazos, el estar pendientes del cole y de las actividades extraescolares, también nos llevan y nos traen a todos los sitios donde nos gusta ir, nos compran cosas que nos encantan, preparan la comida y la ropa, nos arrullan cuando nos metemos en cama y nos saludan cuando nos despertamos.
Las madres, nuestras madres, son seres especiales. Ellas, las que nos dieron la vida, no cobran por ese sinfín de trabajos y atenciones porque les brota del corazón. Podemos decir que viven unidas y pendientes de sus hijos por amor.
En este día venimos a los pies de nuestra madre la Virgen María para recordar lo importantes que son las madres para los hijos, y agradecerle la sensibilidad y el inmenso amor que percibimos en aquellas que nos han dado la vida.
María, Madre Inmaculada, nos ha hecho el regalo más grande, ha dado a luz a Jesús.
Las niñas y niños de la catequesis hemos confeccionado un manto para la Virgen María. Está cosido con el nombre de muchas mujeres únicas e importantes, mamás, abuelas, hermanas. ¡Cuánto amor! María, la madre de Jesús y nuestra, se parece a esas personas que Dios puso a nuestro lado y que nos dan tanto cariño.